Por lo tanto, mi proyecto ahora combina la muralla, con la idea de bandas longitudinales que se van adaptando a la topografía, de manera que la biblioteca se va organizando en diferentes terrazas, en las que se sitúa el programa creciendo en vertical y relacionándose entre sí a través de bandas transversales de comunicación, a veces apoyadas en el terreno, y a veces volando sobre él.
Con estas dos ideas consigo relacionar la parte norte y la sur del solar y obligo al usuario a caminar junto a la muralla.
Para introducir la muralla en el proyecto, creo el acceso principal desde la plaza norte del solar, desde la que se va recorriendo el límite hacia la muralla, o también bajando directamente desde el mirador, y desde allí se va descendiendo por las terrazas hasta la pieza principal, desde la que ya se accede a la biblioteca.
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